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Decía Sócrates que cuando los dioses querían destruir a un ser humano lo convertían en
arrogante y así se destruía él mismo.
Si en la antigua Grecia la arrogancia podía ser un problema, en la era de la innovación y la transformación digital, donde la adaptabilidad es la clave, se ha convertido en el peor enemigo del líder.
La arrogancia es una característica que te impide conocerte, impide autoanalizarte y escuchar a los de más, por tanto, te impide analizar el entorno, tu posición y el cambio.
Es decir, te impide adaptarte y con ello destruye el desarrollo del resto de nuestras capacidades emociona les básicas para el liderazgo: com prensión, influencia, colaboración, etc.
La arrogancia es un virus intelectual pues te inhabilita para escuchar, aprender y cambiar. La condena de los que tienen este rasgo es convivir
con la peor ceguera que existe, la ceguera emocional donde nuestro cerebro no puede ver y ni siquiera sabe que es ciego.

Esta ceguera nos impedirá ver correctamente la situación y nos hará creer que nuestro trabajo no necesita importantes dosis de cambio y transformación y en los tiempos que corren esto significa una muerte lenta por falta de adaptación al medio.
Tenemos que tomar conciencia de que las emociones y las motivaciones forman parte fundamental de nuestro rendimiento profesional, de que estas son el motor, lo que nos impulsa en nuestro día a día, y la base para dirigirnos a nosotros mismos.
Debemos, pues, a aprender a gestionar nuestras emociones para evitar quedarnos obsoletos, fuera del sistema, ya que las consecuencias
en este tiempo que nos toca vivir no son otras que el envejecimiento prematuro profesional por falta de adaptación al cambio, y no olvidemos que la inteligencia adaptativa pone su acento en la capacidad de adaptarnos a un contexto crecientemente cambiante, lleno de desafíos, incierto, impredecible, donde buena parte de los viejos patrones de comportamiento son puestos en cuestionamiento.

Debemos entrenar nuestro cerebro para adaptarlo a las circunstancias actuales, siendo conscientes de que
el cerebro humano es un órgano que no está diseñado ni preparado para buscar la verdad, sino que fue diseñado para ayudarnos a El liderazgo en la era de la innovación y la transformación digital Dr. D. Rafael Ruiz Calatrava* La arrogancia es una característica que te impide conocerte, impide autoanalizarte y escuchar a los demás, por tanto, te impide analizar el entorno… sobrevivir, pero en otros entornos remotos que eran más estables, no para un entorno tan dinámico y cambiante como el nuestro; por tanto, debemos entrenarnos para detectar las falsas percepciones que tenemos sobre nosotros mismos y sobre nuestro entorno. En definitiva, tenemos que aprender a detectar nuestros puntos débiles para evitar que estos nos condicionen y nos den una realidad distorsionada.

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